Escuchar por primera vez el álbum Vibrations de Ioan Gamboa, publicado en Particles, puede provocar una especie de excitación creativa que te haga escribir la crítica más personal de un disco que puedes haber hecho en años y además de un tirón. Es lo que le ha ocurrido a Pedro Blázquez, que firma el siguiente texto:
Para mí, que soy una persona que huye de lo evidente desde mi gran descubrimiento del dub aplicado a la música de baile, allá por los inicios de los 80, década que me invitó a erradicar de los temas las composiciones convencionales de los vocalistas (siempre me han parecido demasiado “artistas”, seres egocéntricos que han acallado a los músicos de sus bandas, mucho más interesantes emocionalmente hablando) y que con el paso del tiempo he ido consolidando la idea, casi enfermiza, que los sonidos manipulados correctamente, tienen propiedades curativas…Encontrarme con un álbum cuyo concepto está basado en la filosofía y conocimientos técno-científicos de Nikola Tesla y su empecinamiento en manipular la energía, sea esta eléctrica o con el paso del tiempo electrónica, me atrapa hasta puntos insospechados.
Mi curiosidad genética me ha llevado a estudiar durante años y a hacer cierto caso a las “conspiranoias” que cuentan que utilizar una afinación standard del LA a 440Hz (norma instada por el Nazi Josef Goebles en 1939 y aprobada en 1953 por la ONU) mantiene “aborregado” y “sumiso” al ser humano. De forma contraria, ciertas escalas de notas, como la pentatónica japonesa, pueden producir cambios en la química de nuestro cerebro y por ende en nuestro estado anímico. Lo que mal aprovechado podría conducir a cualquier “loco” a componer el tema de mayor éxito de la historia de la humanidad y arrastrarnos a todos a una destrucción planetaria mientras un sólo hombre ó mujer se hace inmensamente rico/a. Por suerte estamos a salvo con la “humanidad” de Ioan Gamboa que ha elevado la afinación standard a 444Hz, mucho más beneficiosa según él.
Ioan ha convertido, Vibrations, en una película casi obsesiva que nos transporta al lugar físico y estado mental que pudo conformar el centro nuclear de los experimentos de Tesla. Sonido de aparatos analógicos, interruptores, el ruido que produce la corriente atravesando el aire de la estancia e incluso la presencia fantasmal de personas, consiguen ponernos delante, aún con los ojos abiertos, escenas que resultan muy reales de lo que pudo ser la vida de este inventor, ingeniero electricista y físico serbio del siglo XIX. Temas como Sign & Wonders, Sleepyhead o Electronic Colors, consiguen, con muy poco esfuerzo activar y desactivar millones de conexiones neuronales hasta construir un mapa sonoro-visual capaz de provocarnos una experiencia sinestésica.
Cabe destacar desde el punto de vista de collage sonoro, Overture y el tema que da título a este trabajo, Vibrations.