Camino a Dreambeach

El festival ahora es DreamBeach. El mes sigue siendo agosto. La playa no es tal, sino playazo. Y el cartel, de infarto.

Cada vez estoy más convencida de que todos tenemos un camino por recorrer. Como y cuando lo hagas depende de ti y de tus decisiones previas. Es más, igual nunca llegarás a recorrerlo. Pero ahí está. Esto que puede parecer una ida de olla, sencillamente es una de esas reflexiones exprés que se me pasan por la cabeza cuando me dispongo a escribir sobre algo en concreto. De hecho el artículo de hoy iba sobre el festival Dreambeach Villaricos que se celebra los próximos 7 y 8 de agosto en la susodicha pedanía costera de Cuevas de Almanzora (Almería). Pero sin que sirva de precedente, o quizá sí, os contaré una parte de mi historia. La que un día me llevó a Villaricos.

Mi familia procede un pueblo de la Sierra de Baza, en Granada. Zona de interior en la que ni por asomo puedes soñar el mar.   Yo siempre imaginé a mi abuela encerrada en aquel pueblo, discreta y respetable (en el sentido más casto de la palabra): las mujeres se visten de forma recatada, no van con hombres ni a discotecas, no fuman, no beben

Caniles

Pero hubo un momento en nuestras vidas, en mis visitas de verano y alguna que otra Navidad, en el que mi abuela empezó a hablar de ella. Pequeñas pinceladas de un tiempo pasado. Un tiempo en el que la diversión no era salir todos los fines de semana, pero en el que también sabían ir de fiesta, sólo que ellos lo llamaban romerías, de varios días de duración, en algún cortijo, con amigos y familia (primos, hermanos,…), mucha comida, mucha bebida, y mismas dosis de música. Que la fiesta acabe bien o no tan bien dependía entonces, como ahora y siempre, del grado de responsabilidad que le ponga cada uno. El otro momento de relax lo ponían los viajes a la playa. Pero ¿cómo?. ¡El mar está muy lejos!. Y tan lejos, a más de 100 km. Se me hacía difícil imaginar, en una época en la que pocos tenían vehículo propio, las excursiones a la playa de la gente corriente. Yo creía que eso sólo era cosa de los señoritos. Otra falsa idea heredada del franquismo, que tanto daño ha seguido haciendo en nuestro imaginario colectivo. Hubo un tiempo antes de la Guerra Civil y Franco. Y sí, fue mejor. ¡Aps! Por si me olvido. Los celtíberos nunca han existido, son una invención del franquismo.

A donde quería llegar es a la playa. A Águilas, en Murcia, la playa a la que iba mi abuela. Pero puesto que yo no había ido nunca, me seguía sonando a chino, igual que San Juan de los Terreros o Vera. Bueno con el paso de los años, Vera me empezó a sonar de algo, una de las playas nudistas más conocidas de España. Pero como por esa época yo ya debía vivir en Menorca, el único sitio donde he disfrutado de la belleza del Mediterráneo en plena libertad, no sólo física, también emocional, poca atención podía prestar yo a unos cuantos kilómetros de playa nudista en la península.

Aguilas

Murió mi abuela. Una mujer de una época que para muchos de vosotros queda lejos, muy lejos.  Mis viajes al pueblo se fueron espaciando cada vez más en el tiempo. Y nada hacía imaginar que el rumbo de mi camino me fuese a llevar por esas tierras entre Granada, Murcia y Almería. Pero hace 11 años alguien decidió organizar un gran festival de música electrónica y de verano, junto a la playa. En un sitio que se llamaba Villaricos, en algún punto de la costa de Almería. ¡Ah, sí!, después nos enteramos que era la pedanía costera de un pueblo precioso de interior, Cuevas de Almanzora. Pero ¡qué listos nos creemos y que ignorantes somos!. El festival se llamaba Creamfields. El azar o la casualidad quiso que ese año no pudiese ir. Justo una semana antes nació mi hija, Paula. Sí lo pudo hacer su padre. Yo tuve que esperar un año más.

En 2005 fui a mi primer Creamfields, mi primer festival en Villaricos. No recuerdo bien si en esa ocasión hicimos transmisión en directo del festival para Radio3, creo que sí,  o si sólo hicimos grabaciones. Lo que sí recuerdo claramente es el momento en el que nos dieron los datos del hotel en el que nos alojábamos, estaba en Águilas. Los dos municipios no están demasiado lejos, pero hay que reconocer que no es una distancia cómoda cuando estás trabajando. Y sin embargo ahí estaba yo, años después de mi abuela. Y todo gracias a un festival de Villaricos.

Dreambeach Villaricos

Las siguientes ediciones me mostraron otras conexiones, otros sitios, como el puerto de Garrucha. Mira que enterarme 30 años después que el pescado que llegaba al pueblo los martes, día de mercado, y que sigue llegando a día de hoy, procedía de ese puerto pesquero de Almería.

Es cierto que podría haber conocido todo esto “haciendo turismo”. Pero es que yo no hago esas cosas. Rara que es una, que disfruta trabajando mientras viaja.

Ahora el festival es DreamBeach. El mes sigue siendo agosto. Y la playa no es tal, sino playazo. Y el cartel, de infarto.

Isabel Díaz