La música electrónica en general es colaborativa. Cuando se monta un escenario se hace con varios artistas, aunque unos tiren más que otros, pero pocas veces se presenta un artista en solitario. Y un disco, pocas veces está completo hasta que se lo das a unos cuantos amigos y/o compañeros para que primero lo descuarticen y después lo recompongan en sus correspondientes remezclas. Por eso, aunque no le he visto la cara, sé que Brunetto muestra semblante feliz, henchido, y satisfecho al publicar la descendencia de “Sheroine” (Irregular), su cuarto álbum, presentado esta pasada primavera, que tiempo y esfuerzo le ha costado por aquello de dedicarse a la comunicación musical y de artistas.
“Sheroine Remixes Vol. 1” muestra las tres primeras remezclas. El primero Ioan Gamboa redefiniendo “Kuklinski”, con cuerpo y para recrearse en los detalles, el segundo, el mismo Brunetto, que hace un refrito de “Evergreen” que en el original ya había contado con la colaboración de I Am Dive. Y el tercero, Usmev remezclando “Cinnamon” mientras recupera aromas del house más elegante.
¿Entendéis ahora lo del espíritu colaborativo? Como dijo Pablo Carbonell (o los guionistas) en La Bola de Cristal, hace muchos años: “Yo sólo no puedo, con amigos sí”. Un lema que nos encanta ver reflejado en nuestra vida y la de los que nos rodean.