Jesús Raymundo
Las normas de uso del lenguaje, herramienta imprescindible de comunicación entre personas, que garantiza el entendimiento, la convivencia y, supuestamente, evita guerras, han ido cambiando a lo largo de mi vida. Esto ha dado como resultado la introducción de mejoras y actualizaciones en gramática, ortografía y la utilización correcta de las palabras en mi ámbito personal a medida que he ido desarrollando mi etapa profesional. Esto se traduce en que constantemente realizo un transvase de información entre estas dos bases de datos trabajando al final con la información sincronizada entre ambas.
Pero con el exceso de información y los cambios constantes en casi todo tipo de normas, se hace muy difícil y conlleva utilizar grandes cantidades de tiempo, dirimir si lo que escribes es correcto o no y si te entenderán los que lo leen. Yo he llegado a la conclusión que necesitamos ciertas obras de referencia que sean compendios de información que se puedan consultar «fácilmente», sin necesidad de ser propietario de varios libros diferentes sobre una misma materia y eso es, precisamente, lo que me gusta de este libro de consulta, escrito por Jesús Raymundo, pero…
¿Quién es Jesús Raymundo?
Jesús Raymundo es el autor de La redacción no se improvisa. Guía para lograr textos de calidad, editado por AlhenaMedia. Desde hace más de 25 años me dedico al periodismo y desde hace 15, a la docencia universitaria. En Perú, he trabajado en medios impresos como el diario El Comercio y el Diario Oficial El Peruano. Dirijo, además, la consultora Artífice Comunicadores, un emprendimiento que inicié hace 15 años. A diario escribo, edito, corrijo y enseño, con la misma pasión de mis inicios. Aunque soy un migrante digital, no veo con asombro las redes sociales ni los nuevos medios, sino con la misma naturalidad con que trabajaba con la máquina de escribir, hoy una pieza de museo. Uso las redes sociales para responder las consultas lingüísticas de más de 37 000 usuarios del grupo de Facebook Escuela de Comunicaciones Artífice. Mi clave es compartir y mi sueño es la campaña “Un millón de peruanos sin faltas ortográficas”, que iniciamos hace cuatro años. El libro forma parte de los materiales que usamos para cumplir este anhelo.
¿Esta guía nace de tus propias inquietudes por buscar la comodidad de no tener que consultar constantemente diferentes libros cuando escribes textos?
La guía es el inicio de un largo camino editorial: es el primero de varias publicaciones inspiradas en los textos de calidad. Es un libro que apuesta por las herramientas del periodismo para explicar temas lingüísticos que muchas veces cuestan entender. Las infografías, por ejemplo, permiten explicar de manera rápida y precisa aspectos que generan dudas, como las expresiones numéricas. Uso también los despieces, que ayudan a resumir datos de interés. Los párrafos son breves y sencillos, como los que usamos en el periodismo informativo. Y comparto casos publicados por los medios de comunicación. Incluso el espacio en blanco comunica, porque el diseño gráfico suma a este propósito. En cuanto a los temas, el libro aborda los que generan más consultas o dudas.
O ¿Realmente vivimos en un mundo tan voluble, en el que cambiamos las normas cada poco tiempo, llegando a ser contradictorias en algunos casos, y es realmente difícil tener la información correcta sobre normas de gramática y ortografía?
La lengua es un ser vivo y los usuarios somos los responsables de su vigencia y de los cambios. El uso de los nuevos dispositivos móviles, por ejemplo, crea la necesidad de comunicar mediante textos breves. Estos tiempos no solo usamos la palabra para compartir nuestros mensajes, sino también otros recursos extralingüísticos, como los emoticonos. En ese escenario surgen dudas que deben ser atendidas para garantizar la claridad y la corrección. Las normas nos ayudan a lograr la unidad y, al mismo tiempo, la vigencia de nuestra lengua. Es cierto que en los últimos años la velocidad de los cambios es mayor a los de otras épocas, pero considero que va al ritmo de las necesidades y urgencias. A diferencia de otros tiempos, hoy es más fácil conseguir información sobre las normas de gramática y ortografía, porque la Real Academia Española y la Fundación del Español Urgente, por ejemplo, también se comunican mediante las redes sociales y los nuevos medios.
¿Cómo has estructurado esta guía de consulta?
La guía La redacción no se improvisa se divide en cuatro capítulos. El primer capítulo trata sobre las normas de ortografía que generan mayores dudas, sobre todo explica cuáles son los cambios propuestos por la Ortografía de la lengua española. El segundo explica, de manera sencilla, el uso correcto de los once signos de puntuación. El tercero despeja dudas sobre las expresiones numéricas y su uso en diversos ámbitos. El cuarto capítulo comparte las pautas de la redacción, que abarca desde la planificación del mensaje hasta la corrección de textos. Responde, además, las preguntas frecuentes sobre redacción que a menudo se realizan los usuarios. Como expliqué antes, usa los recursos periodísticos, como las infografías y los despieces, para que la explicación sea sencilla y amena.
En algunos ejemplos hablas de lenguaje culto por lo que me hace pensar que a día de hoy y tras el Siglo de Oro español, la humanidad en general, ha bajado mucho su nivel de vocabulario y el uso que hacemos de él. ¿Qué piensas al respecto?
[Yo siempre recomiendo la película “Idiocracy” de Mike Judge, en la que se reflexiona irónicamente sobre este empobrecimiento del lenguaje escrito que conduce a una degeneración intelectual y lingüística y a un mundo en el que una persona mediocre puede ser “Presidente del Mundo”]
Pensamos que la lengua española de hoy es más pobre que la de otras épocas. Y lo repetimos de manera frecuente. La verdad es otra, porque nuestra sociedad también es otra. ¿Es más pobre que antes? Diría que simplemente es diferente. Como en otros tiempos, hoy usamos la lengua como un poderoso vehículo para comunicarnos: es nuestro gran patrimonio. ¿Hacia dónde vamos, entonces? Las formas actuales de vida y las diversas maneras de relacionarnos, en un contexto tan globalizado, nos hace olvidar la rica tradición literaria, por ejemplo. En lo que no debemos ceder es en el descuido idiomático. Su aprendizaje no solo debería ser importante para todos, sino también debería ser premiado por la sociedad. Los profesionales tenemos un gran compromiso que, a veces, olvidamos. Recordemos que si una lengua goza de prestigio, promovemos una actitud positiva que favorece su uso.
¿Cómo ves el estado actual del uso del lenguaje y nivel de redacción entre los jóvenes, de instituto y/o de universidad? ¿Cuáles son tus recomendaciones, si crees que se necesitan, para mejorarlos?
Observo que la mayoría de estudiantes minimizan la importancia de escribir bien. Tal vez no son conscientes de que en algunos años ingresarán al mercado laboral, y lo que les acompañará durante más de cuatro décadas son las habilidades de comunicación escrita y oral. Un correo electrónico, un informe, una carta y cualquier otro documento con faltas ortográficas y gramaticales descalificarán su marca personal y afectarán la reputación de la organización a la que pertenecen. Lo primero, entonces, es ser consciente de la importancia de los textos de calidad. Lo segundo, escribir, escribir y escribir. Y lo tercero, leer, leer y leer. No hay otra fórmula mágica.
Dada su naturaleza de libro de consulta, ¿No crees que se debería incluir un ejemplar junto con el material escolar de cada alumno, de cada escuela, para poder homologar el nivel de salida del grado de conocimiento y uso del lenguaje escrito?
Siempre hemos apostado –hablo en plural porque somos un equipo– por la edición de libros de gran utilidad. Nuestro primer paso es llegar a las universidades y los institutos superiores, es decir, que La redacción no se improvisa forme parte de sus bibliotecas y que figure en los sílabos de los cursos de redacción. En Perú, este paso se logra poco a poco. Los profesores y estudiantes que asistieron a los cursos-talleres que dictamos ahora nos ayudan en esta tarea. El segundo paso es llegar a las instituciones educativas de la educación básica regular. En Perú hemos compartido nuestra experiencia con los escolares y sus profesores, pero el libro aún no forma parte de los textos escolares que solicitan cada año. Sí estamos trabajando en la producción de textos más cercanos para niños y adolescentes. Pronto lanzaremos contenidos multimedia para que los profesores los usen en las aulas. En Perú me conocen también con el seudónimo de Doctor Tilde, y este alter ego será la marca para acercarnos a ellos.
Yo, por mi edad, discrepo de algunas normas que aparecen en tu guía y que yo aprendí de una manera hace 30 años y ahora son de otra. ¿Te atreves a “mojarte” apuntando algunas de las normas de las que se publican en tu libro de las que tú mismo discrepas?
Las normas, para quienes en algún momento hemos usado de una forma diferente a las que hoy la RAE plantea, nos parecen extrañas o raras. Incluso extrañamos las formas que en la actualidad ya no se usan. En ese sentido, como decía Álex Grijelmo, la actitud de las nuevas generaciones no será la misma que las nuestras, porque ellos se guían con la Ortografía de la lengua española y la Nueva gramática de la lengua española, que se publicaron hace menos de diez años. Otro aspecto que observo es que nos han enseñado a memorizar las normas, pero no a entenderlas ni a aplicarlas con criterio. Además, nos han enseñado mal, como pensar que la función de la coma es la pausa. En ese contexto, hay una pregunta que siempre nos hacemos en los cursos que dicto: “¿Por qué existe esta norma?”. Entonces, en lugar de memorizar, respondemos cuál es la función que cumple y de qué manera nos ayuda a comunicarnos con claridad.
Finalmente, entre tanta sobreinformación a nivel online, cuando buscamos o consultamos cómo se escriben correctamente ciertas palabras, obtenemos resultados diferentes. ¿Qué fuentes debemos tener como referentes y cuáles no?
Mucho de lo que se publica en internet no solo es falsa o tergiversa la verdad, sino también genera más dudas en quienes buscan información y cuestiona a las instituciones que velan por la corrección. Decir, por ejemplo, que la RAE ha aceptado tal o cual palabra, por el simple hecho de que figura en el Diccionario de la lengua española, es tan riesgoso como desconocer los significados de las abreviaturas desus. (‘deusado’) y vulg. (‘vulgar’). Las fuentes confiables son la Real Academia de la Lengua Española, la Fundación del Español Urgente y Wikilengua. Los dos primeros atienden consultas de los usuarios mediante formularios en línea y las redes sociales. La segunda comparte información actualizada en su blog. La RAE ha adelantado que la vigésima cuarta edición del Diccionario de la lengua española será digital. Consultarlo será, además de útil, placentero.